martes, 30 de diciembre de 2014

LA ISLA DEL TESORO, de ROBERT LOUIS STEVENSON



El 20 de diciembre, fecha en la que me encontraba de vacaciones leyendo el clásico inmortal La isla del tesoro, de R. L. Stevenson, Babelia publicaba una lista con los 10 mejores libros de 2014. La he vuelto a leer ahora y he tenido que beber agua para calmar la tos producida por las risas. Una cosa es que nos tomen por bobos, y otra bastante distinta es que insulten nuestra inteligencia. Todos sabemos que en España hay castas en cualquier ámbito y que el amiguismo arrambla por doquier, pero tal vez deberían intentar ser algo menos explícitos. Primer puesto para Javier Marías, y así tenemos a Alfaguara contenta (no digo que sea mal escritor, aunque a mí personalmente no me entra por ningún lado). Al segundo puesto, cómo no, Javier Cercas con El impostor, no sea que los de Random House nos quiten el saludo en las ferias. Patrick Moyano en la séptima posición, pues no podía faltar en esta lista el premio Nobel más inexplicable de la historia, claro. Pero la sorpresa bomba llega en la novena posición. Agarraos, que vienen curvas: El nuevo diccionario de la Real Academia. "Esperpénticamente" tremebundo. Soy un gran defensor de la RAE y me considero un purista de la lengua, pero alguien debería explicarme qué coño pinta esto en una lista de los mejores libros del año. Necesito entenderlo o no voy a poder entrar en el 2015 tranquilo. Luego nos quejamos de que las pequeñas editoriales van desapareciendo y de que la gente no compra libros. No me sorprende, joder. ¿Es que no podemos olvidarnos por un momento de los favores y del colegueo y tratar de ser, al menos en Navidad, objetivos y justos? Al menos en las fiestas, maldita sea. Se me ocurren más de treinta libros, publicados en 2014 por editoriales pequeñas/independientes, que le dan mil vueltas a todos estos (véanse reseñas anteriores). ¿No os dais cuenta del daño que hacéis publicando esas listas? ¿Acaso habéis leído a Daniel Ruíz García, o a Iván Rojo, o a Pepe Pereza, o a Alexander Drake antes de sentenciar que esos son los mejores? ¿Lo son porque gracias al márketing han vendido unos cuantos ejemplares más? ¿Lo son porque publican en Planeta, Santillana o Anagrama? No somos colegas ni tomamos cañas juntos, pero los que menciono (me dejo a muchos en el tintero, lo sé) me parecen buenos escritores y todos han sacado libros cojonudos. No me deben nada, ni yo a ellos; simplemente me compro sus libros y los leo como cualquier otro. Pero claro, no os han lamido el culo a fondo y por lo tanto se supone que no les debéis ningún favor. Luego nos quejamos de que la literatura española está de capa caída. Viendo lo que se promociona, no me sorprende lo más mínimo. Es entonces cuando a uno le entra nostalgia y se refugia en los clásicos de toda la vida y pasa de todas esas novedades aclamadas a bombo y platillo por el todopoderoso bombardeo publicitario de las grandes. En mi caso, la historia del joven Jim Hawkins, del pirata John Silver, del capitan Smollet y del doctor Livesey, junto con toda la chusma que navega en la Hispaniola en busca del teroso de Flint, ha sido, quince años después de su primera lectura, una panacea más que eficaz para quitarme de encima ese bochorno empalagoso que las castas te meten en la piel y que día tras día te quita las ganas de seguir creyendo en esa nueva mariposa sin alas, en ese perro castrado llamado Literatura Contemporánea. Dicho lo dicho, mi consejo es: refugiaos en los clásicos; allí vuestras almas decepcionadas encontrarán algo de consuelo y por un momento pensaréis que hubo una época, no demasiado lejana, en la que se apostaba por la literatura de verdad. Podéis empezar con La isla del tesoro, y la magnífica edición ilustrada que ha sacado Valdemar, por el módico precio de 11 euros, es una de las apuestas más seguras del momento. Si pienso que la paja vale entre 18 y 20 euros, la relación calidad-precio de esta novela es absolutamente inmejorable. Es como ir al Celler de Can Roca y comer con 20 euros, así que daos un buen atracón y quedaos más a gusto que un arbusto. Las fechas lo permiten. Salud y feliz 2015 a todos, con la esperanza de que sea algo más, no sé..., algo más... sensato. 


sábado, 29 de noviembre de 2014

LA CONSTELACIÓN DEL PERRO, de PETER HELLER


Ayer por la tarde las tiendas de Barcelona estaban abarrotadas de gente porque era Black Friday, una especie de encierro taurino aplicado al mundo de los humanos en el que puedes ver ríos de personas empujando y soportando colas infinitas con tal de llevarse una prenda a mitad de precio. El famoso ocio pasivo que te jode lentamente las neuronas sin que te des cuenta. Di una rápida vuelta por el centro y visité algunas librerías, la mayoría de ellas medio vacías. Me alegré de que los caníbales se estuvieran descuartizando en las tiendas de ropa y me puse a hojear unos cuantos libros que estaban en la sección de novedades. Leí sinopsis, párrafos sueltos, algunos capítulos, y tras casi una hora de búsqueda rectifiqué mi teoría de que últimamente se publica un montón de basura. Siempre se ha publicado basura, lo sabemos, pero ahora nos estamos pasando de la raya. Hay una especie de pánico generalizado en el mundillo editorial y nadie sabe ya a ciencia cierta qué libros pueden funcionar y cuáles no. El resultado es que lanzan pocos títulos y malos. Uno tiene la sensación de que el jodido mundo está patas arriba y para colmo Patrick Modiano gana el Premio Nobel cuando así a bote pronto se me ocurren al menos veinte escritores que le dan mil vueltas. Permitidme que me descojone un segundo. La semana pasada hablé con un editor que me dijo que a partir de ahora solo iba a publicar tres títulos al año. Uno se imagina que van a ser novelas de la hostia, ya que se supone que son las tres mejores que ha recibido, pero luego las lees y se te humedecen los ojos al pensar en todos los árboles talados para sacar esa porquería. También llegas a preguntarte cómo serían las otras propuestas que recibió si esas chorradas se llevaron el gato al agua. En fin, cuando hace unas semanas una amiga me recomendó la Constelación del perro, de Peter Heller, lo primero que pensé fue: "Venga, otro librito más sobre el fin del mundo. Otra frivolidad. Otra historieta sobre zombies o virus o vampiros que casi acaban con la humanidad". Pero resulta que leí las primeras páginas y encontré la fuerza narrativa que mi exigencia como lector le pide a una novela. Un virus se ha llevado por delante al 99% de la humanidad y Big Hig, en compañía de su perro Jasper y de un vecino lunático y violento llamado Bangley, trata de sobrevivir en un mundo sin esperanza donde solo la curiosidad por saber qué pasará al día siguiente les permite aguantar. La primera parte del libro es un pelín lenta y no pasan muchas cosas, pero a partir de la muerte del perro la historia despega con la misma fuerza que la Bestia, la avioneta que Hig utiliza para sobrevolar el perímetro que necesitan defender de posible ataques por parte de grupos armados o personas infectadas. La segunda parte es un maravilloso ejercicio literario y la narración te atrapa por completo hasta un sorprendente final. Es un libro extraño que recuerda bastante La carretera de Cormac McCarthy, pero tiene un estilo fresco y original, está bien escrito y ofrece una moraleja de fondo más compleja de lo que parece a primera vista. Incluso cuando ya no queda nada, Hig no se rinde y quiere continuar; sus sueños se mezclan con los recuerdos y distorsionan la realidad. En definitiva, es símbolo y alegoría de una humanidad sin esperanza, una humanidad que corre a diario detrás de ilusiones de cartón, persiguiendo con ahínco la nada infinita que nos espera a todos al final del camino. Aquí van algunos párrafos:

"¿Estaba entrando en la crisis de los cuarenta? La verdad es que no creo que exista, le dije. La vida entera es una puta crisis" (pág 150).

"Me la resudaba lo que me hiciera aquel puto viejo. Cuando no tienes nada que perder estás tan vacío, tan ligero, que la arena en la que te conviertes se la lleva una ráfaga de viento y es tan insustancial que se eleva hasta fundirse en la tormenta de arena de las estrellas. Ahí es donde acabamos todos. Lo demás es ir desgastándose a la espera del viento" (pág. 198).


Lectura muy recomendable, aunque ya no sea Black Friday. Si os puede servir de consuelo, la editorial se llama Blackie Books, así que ahí tenéis el Black. En estos momentos de pánico editorial en el que la pandemia ha acabado con los buenos escritores, esta novela es una rosa en el desierto de la creación; igual que su protagonista, busca sobrevivir en un mundo hostil lleno de farsantes y vendedores de paja. Yo la he disfrutado mucho y me ha dado las fuerzas para seguir creyendo un poco más en la literatura contemporánea.


lunes, 20 de octubre de 2014

CORDERO, de CHRISTOPHER MOORE


Acabé de leer Cordero hace tres días y todavía me estoy descojonando vivo de la risa. Incluso mientras duermo. Incluso mientras voy caminando solo por la calle y la gente me mira como si fuera un zumbado más del barrio. Incluso cagando. Incluso cuando suena el despertador para arrebatarme de mi universo soñador y pongo el primer pie en el suelo con el fin de arrastrar mi triste figura hasta el baño, lo primero que me vienen a la mente son las frases demoledoras de este libro. Una puta bomba atómica, un puto genio, este señor Moore. Uno se pregunta cómo se le ha podido ocurrir la idea, cómo demonios ha conseguido trabar una trama tan malditamente perfecta, rebosante de ironía y con un gran poso narrativo y filosófico por la que no resultaría tan descabellado ponerle la etiqueta de "obra maestra". ¿Quieres saber de qué habla? Te lo digo, joder, déjame solo que pare de carcajearme un segundo. Verás, este libro cuenta la verdadera historia de la vida de Jesús según su mejor amigo, un tal Colleja, a quien los Evangelios ni siquiera se molestan en mencionar. Toda la existencia de Joshua (este era en realidad su verdadero nombre), alias el Mesías, desde que tenía seis años hasta su muerte. Dios, necesito descansar un rato para reírme otra vez. Un puto crack. Un jodido número uno. El libro es largo, te aviso; son unas cuatrocientas páginas en letra pequeña, pero se lee de un tirón y la única pega quizá es que la parte central, donde se relata el periplo de Joshua y Colleja hasta encontrarse con los tres Reyes Magos, se hace a ratos un pelín pesada. Solo eso, por lo demás es una obra redonda que te agarra por el cuello en la primera página y no te suelta hasta el final. Ni te imaginas lo que te puedes llegar a reír. Algunos pasajes:

De hecho, comparándolo con mi época, había un número exagerado de personas mayores en todas partes, bueno, no, en la tele no, pero sí en todos los demás sitios. ¿Es que os habéis olvidado de morir? ¿O es que os habéis gastado toda la juventud en la tele y ya no os quedan más que canas y caras arrugadas? (pág 105).

Sí, sí, búrlate de mí si quieres, pero cuando regresemos a Galilea, tú dedícate a vender tu Ama al prójimo porque es como tú mismo y yo ofreceré mi programa de Sueños húmedos a voluntad, a ver quién de los dos tiene más seguidores (pág. 228).

-No, por lo de los idiotas no paso. Vamos, Josh, ¿por qué no podemos tener a tíos poderosos en nuestro equipo? ¿Por qué tenemos que ser los mansos, los pobres, los oprimidos, los que reciben toda la mierda? ¿Por qué no podemos, por una vez en la vida, decir que bienaventurados son los tipos ricos, grandullones y poderosos con espadas?
-Porque esos no nos necesitan.
-De acuerdo, está bien. Pero "bienaventurados los idiotas" no, te lo pido por favor (pág. 339).

Sin embargo, paso a anotar la esencia de casi todos los sermones que oí pronunciar al Mesías: 

Había que ser bueno con la gente, incluso con los malvados. Y si:

a) creías que Joshua era el Hijo de Dios y
b) que había venido para salvarte del pecado y
c) reconocías al Espíritu Santo que había en ti y
d) no blasfemabas contra el Espíritu Santo (ver c),

Entonces:

e) vivirías eternamente
f) en un lugar agradable
g) probablemente en el cielo.

Por el contrario, si:

h) pecabas y/o
i) eras hipócrita y/o
j) valorabas más las cosas que la gente y
k) no hacías a, b, c y d,

Entonces:

l) ibas a estar jodido.

Ese era el mensaje que el padre de Joshua le había transmitido hacia muchos años y que, en aquel momento, parecía tan sucinto que podía llegar a considerarse grosero, pero que adquiría más sentido después de escuchar varios cientos de sermones (pág. 333).

Pros: pagas 19 euros y a cambio te partes el culo durante una semana (o más) y reflexionas sobre la estupidez humana.

Contras: después de leer este libro, tan fresco y marcado por un humor corrosivo de primera, cualquier otro que compres de aquí a un mes te va a parecer un tostón infumable, un aborto en fase avanzada que ni siquiera el mismo autor atina a comprender.

Más pros: este hombre tiene más novelas, así que podrás ahuyentar el mono de la risa durante un tiempo.

Más contras: serás más consciente de que la mayoría de los escritores contemporáneos no son más que unos vendedores de paja, gente sosa y sin chispa que embarra las librerías como estiércol de vaca, y cualquier otro libro que compres de aquí a un mes te va a parecer un tostón infumable. Hostia, creo que eso ya lo he dicho. En fin, mejor te dejo con Cordero y que el señor se apiade de tus carcajadas. Amén.



martes, 30 de septiembre de 2014

JOHN FANTE, VIDAS Y OBRA COMO UN SONETO SIN ESTRAMBOTE, de EDUARDO MARGARETTO



Los seguidores de John Fante estamos de enhorabuena, pues se acaba de publicar en España una nueva biografía sobre el maestro de los maestros. Tras Un legado de escritura, alcohol y supervivencia, lanzado por Sajalín Editores en 2012 y escrito por el hijo Dan Fante, llega al mercado español este maravilloso trabajo de investigación de Eduardo Margaretto, quien afirma llevar más de veinte años documentándose sobre el escritor italoamericano. Sus casi 400 páginas se leen de un tirón y puedo afirmar, con conocimiento de causa, que el autor se lo ha currado de lo lindo. España es quizá uno de los países de Europa donde más tarde han llegado los libros de Fante, y eso es algo que debería cuando menos hacernos reflexionar. Eduardo y yo no nos conocemos, pero desde hace años estoy plenamente convencido de que todos los fantianos estamos predestinados a encontrarnos al menos una vez en la vida. Puede que sean las conyunturas de los planetas, no sé, pero el caso es que casi todos estamos relacionados de un modo u otro y tarde o temprano acabamos conectando. En 2008 conocí personalmente a Dan Fante y desde entonces somos buenos amigos. Recuerdo que lo primero que le dije fue que yo era la reencarnación de su padre y el pobre hombre llegó a tomárselo bien. Le conté que yo nací al poco de morir John y que durante años he tenido extraños sueños con la casa de Malibú sin saber nada de la vida de su padre. El caso es que sigo convencido de eso, pero es mejor que no lo diga muy alto, no sea que me encierren de por vida en un psiquiátrico. En 2009 estuve en el festival de Torricella Peligna y conocí al resto de la familia y al biógrafo americano Stephen Cooper, con quien viajé a Roma. También hubo conexión. Llámala sinergia o cómo quieras, pero si eres fantiano acabarás parando en la misma gasolinera que yo: la de las emociones fuertes. Dicho esto, pienso que en esta vida cualquier idiota puede escribir una novela o una biografía. Cualquiera. Lo que pasa es que muy pocos saben hacerlo con el corazón. Eduardo Margaretto lo ha conseguido. Ha creado una biografía desde la objetividad que se reserva a esta clase de escritos, pero le ha dado vida utilizando un estilo fresco y directo, igual que hacía John Fante cuando se sentaba delante de su máquina de escribir y golpeaba el teclado como si escupiera sangre con cada palabra. No sabes lo que daría por leer una novela de Eduardo, o un relato, o un poema, o simplemente la lista de la compra de los viernes por la tarde. Estas personas son responsables de que haya más lectores en el mundo y de que los que tanto aborrecen la literatura, muchas veces por culpa de malas experiencias, poca apertura mental o simplemente por haber tenido docentes ineptos, se acerquen a los libros y no se asusten tanto después de llevar dos o tres páginas leídas. En 2012 empecé a impartir Literatura del Siglo XX en ESERP, una escuela universitaria de Barcelona enfocada principalmente al mundo empresarial y de la comunicación. Lo primero que hice, tal vez con un atrevimiento algo descarado para ser "el nuevo", fue introducir como lectura obligatoria Pregúntale al polvo de John Fante y quitar En busca del tiempo perdido de Marcel Proust. No quiero con eso decir que el autor francés sea un paquete; al revés, creo que en muchos aspectos ha sido genial, pero es un jodido tostón. El segundo año también quité el Ulises de James Joyce y puse en su lugar Fuck América de Edgar Hilsenrath. Si alguien ha logrado terminar el Ulises, por favor que me mande un correo. Yo lo dejé por la mitad y no me da vergüenza en absoluto reconocerlo. El resultado, después de dos cursos académicos, es que muchos alumnos se han acercado a la lectura gracias a la historia de Arturo Bandini y Camila López, una historia sencilla, directa, llena de pasión y que destila un verdadero amor por el arte de escribir. El Ulises, en cambio, muchos estudiantes se lo pasan por el forro de los cojones y yo me uno a ellos. No necesito demostrar nada a nadie, mucho menos que soy un intelectualoide de tres al cuarto que lee cosas difíciles e infumables porque se cree más listo que los otros mortales. Esa mierda se la dejo a los pardillos y a los críticos que publican bazofia en sus revistas o a los inútiles que dan clases de escritura creativa. Si hay algo que tengo claro es que se aprende a escribir solamente viviendo la vida y leyendo buenos libros, de esos que hacen aflorar nuestras emociones y nos ensalzan el corazón. John Fante lo hacia de puta madre, te lo prometo, y su hijo Dan también. Otros autores se le acercan mucho, como Hubert Selby jr, Sherwood Anderson, Edgar Hilsenrath, Nicola Pezzoli, Don Winslow, Charles Bukowski, Donald Ray Pollock, William Saroyan, Milan Kundera o Kenneth Cook, solo por citar algunos. Otros se convierten en admiradores obsesionados y se conocen todas sus obras al dedillo, y aquí tenemos a uno de ellos que, consumido por el fuego de la admiración, incluso se ha atrevido a sacar una biografía. Y no me refiero a uno de esos libros llenos de paja que tanto se llevan hoy en día, sino a una biografía novelada escrita con garra y sentido del humor. Chapeau, señor Margaretto. Espero poder tener el lujo, un día de estos, de poder quedar y tomarnos un café juntos mientras evocamos esos universos fantianos que tanto nos hacen soñar y que por supuesto nos ayudan a vadear ese pantano infernal llamado existencia. Augusto Daolio, para mí el mejor artista italiano del siglo XX, dijo una vez que los que usan solo la voz para cantar, tarde o temprano tendrán que callar, mientras que los que cantan con el corazón vivirán para siempre en los sentimientos de la gente. Pues bien, este libro está escrito con el corazón, y espero de verdad que sus alas relucientes lo lleven pronto hasta el Olimpo de los grandes. Salud.  


viernes, 8 de agosto de 2014

QUATTRO SOLI A MOTORE, de NICOLA PEZZOLI



Ya lo sé: me dispongo a recomendar un libro en italiano que va a ser muy difícil de encontrar en territorio español, y entiendo que no tenga mucho sentido apuntarse a un curso intensivo de italiano en agosto solo para poder leer este libro, aunque espero que algún editor español se ponga las pilas y lo traduzca pronto. Vamos al grano: no conozco a Nicola Pezzoli, el autor, ni nunca antes había oído hablar de él. Era un perfecto desconocido, hasta que durante mis vacaciones en Varigotti, Italia, un amigo me habló maravillas de este libro. Sin pensarlo, me hice con un ejemplar y me lo devoré en dos días. Para estar seguro de no equivocarme a raíz del calentón cerebral producido por el bochorno veraniego, lo volví a leer una segunda vez con la intención de corroborar la primera impresión. Y así fue. El libro es, sin más preludios, una auténtica obra maestra. De hecho, quiero ir más allá y decir que es el mejor libro que he leído de un escritor italiano después de Pirandello. A-C-O-J-O-N-A-N-T-E. Si en este mundo existiera una justicia divina, el señor Pezzoli debería ser un autor de cabecera que se enseña en la escuelas, un tío que vive sobradamente bien de la literatura y se dedica a rascarse el escroto y a visitar universidades y talleres literarios dando clases de escritura. Él sí que puede. Él sí que vale para eso. Él sí que sabe lo que es escribir con el corazón, desgarrar el papel con las palabras y golpear el alma del lector con humor corrosivo. El libro versa sobre la infancia de Corradino, un joven que relata su vida en un pueblo de la Lombardia occidental en los años setenta, un chaval inseguro que vive presa de los miedos más profundos, verdaderos lastres propios de la edad y del entorno. Cada día es una batalla para sobrellevar a los macarras del pueblo, quienes lo motean Scrofa (tarasca, cerda), las palizas del padre ignorante que descarga en él toda la frustración de su fracaso vital, los meapilas de la iglesia y sobre todo el señor Kestenholz, un anciano que vive recluido en una misteriosa mansión al otro lado del campo de maíz. Se dice de él que haya matado a sus tres hijos, que los haya momificado y luego devorados. Dicen que vive a la espera de que alguien acuda a su casa para descuartizarlo y meter sus trozos en la nevera. Sin embargo, no todo es como parece y la mansión Kestenholz acabará respondiendo muchas de las preguntas del joven Corradino en un final sorprendente que solo las mentes privilegiadas pueden orquestar.
Un libro melancólico envuelto en una espesa capa de humor corrosivo que te proporciona un descojono constante y descontrolado. Un libro para la posteridad de una de las grandes esperanzas de la literatura italiana. Me pregunto si será Nicola Pezzoli quien sacará a este país del oscurantismo cultural y hará pensar en los varios Fabio Volo y Federico Moccia como en una broma pesada de una época ominosa que por fin ha quedado atrás. Algunos fragmentos:

Quando arrivava la parte "Ricordati dei nostri fratelli che si sono addormentati nella speranza della Resurrezione", io sempre pensavo "Bei coglioni", perché immaginavo fosse gente radunatasi a bivaccare davanti alla tomba di Gesù, ma che poi aveva ceduto al sonno, perdendosi lo spettacolo. Mica lo sapevo che quella pappardella lí voleva dire "Ricordati dei morti" (pág. 134).

Mai ci fu un secolo cosí buio. E soltanto il prossimo saprà essere più buio. E quello dopo ancora, sempre peggio. Perché gli uomini sono destinati ad avere sempre più forza e potenza. Ma sempre meno intelligenza, saggezza e capacità di discernimento. E sempre meno bontà (pág. 281).

Chi nasce, nasce perché nel suo albero genealogico ci sono dei rami spezzati. Più che un albero, dobbiamo immaginare una legnaia di legna da ardere, Tonnellate di legna rotta e secca. Senza quella legna, segata e spaccata, non ci sarebbe quel fuoco che è la nostra singola, incidentale, vita. Siamo solo, e lo siamo tutti, nientr'altro che capricci del Caso.

Nada se le puede resistir a este hombre, ni siquiera el Nobel.



sábado, 12 de julio de 2014

ESQUINAS, de PEPE PEREZA




Antes de ayer, al salir de un curso, quedé con un chaval para probar un Lotus Elan de segunda mano. Hace unos años también me di una buena vuelta en un Elise. ¿Alguien de vosotros se ha subido alguna vez a un Lotus? Los que lo hayáis hecho, sabréis que las sensaciones que se sienten no te las proporciona ninguna otra marca automovilística del mercado, ningún otro coche por muy moderno y potente que sea. Ni siquiera un Ferrari o un Lambo, te lo prometo. Se tiene la sensación de que todo está estudiado única y exclusivamente para disfrutar de la conducción. Te pasas por el forro de los huevos la comodidad, los sensores de aparcamientos o el navegador de última generación con pantalla táctil. Nada es superfluo y tu mente solo tiene que pensar en disfrutar de la conducción. Peso ligero, interior espartano y motor poderoso. Según dijo Colin Chapman, fundador de Lotus Cars, simplifica, luego aligera. Si los libros de hoy se compararan con un coche y el amigo Colin probara uno, seguro que se atragantaría con tanta paja. Simplifica, luego aligera. Luego disfruta. Luego vete a casa y duerme sueños tranquilos. Esquinas, de Pepe Pereza, es lo más parecido a un Lotus que he visto jamás, y me atrevo a decir que es uno de los mejores libros que he leído en años. Prosa fluida, lenguaje sencillo y emociones poderosas. Súbete en su chasis y ya no querrás bajarte hasta el final. Se trata de relatos breves sobre mujeres, aunque el protagonista principal de todas las historias siempre es el mismo: la soledad, un estado de ánimo que nos acompaña día tras día hasta la tumba. La edición es preciosa y cada relato va acompañado de una ilustración, algo que convierte el libro en una auténtica joya, un capricho para sacar del párking solamente los fines de semana y disfrutarlo en una carretera de montaña. Un Lotus. Súbete a uno si no me crees y no querrás probar nunca más un BMW o un Mercedes aunque te lo regalen. Es posible que alguien se esté preguntando: "Ya van tres libros reseñados de la editorial Lupercalia en poco más de tres meses; seguro que este tío es amigo del editor o tiene negocios turbios con él". Siento decepcionaros, pero ni siquiera lo conozco y solo nos hemos intercambiado un par de correos. Ni siquiera sé qué cara tiene. No le debo favores, ni él a mí, y recalco una vez más que en este blog se trata de ser lo más objetivo posible, reseñando únicamente los libros que valen la pena y que se salvan de la hoguera. Si Lupercalia apuesta por escritores buenos y Planeta o Mondadori no, yo desde luego no tengo la culpa. Me parece bien que cada uno se deslome por los que considera sus caballos ganadores, aunque se caigan por su propio peso. Al fin y al cabo, la pasta es de ellos, no mía. Como si queréis publicar la nueva novela de Pocholo. Me la suda. Si hay primos que la compran, felicidades. También hay gente que se come sus propios excrementos, así que ya nada me sorprende. Volviendo a Esquinas, nos encontramos con veintidós relatos que demuestran una calidad literaria y un control de los tiempos narrativos sorprendentes. Algunos son auténticas obras de arte, como El perro, en el que un padre descubre que su hija se prostituye; Dinero, en el que una chica acude a la casa de un viejo que quiere ser tratado como un bebé a cambio de pagarle una importante suma de dinero; El vestido, donde una chica se acuesta con el encargado de una tienda para poder comprarse un vestido muy caro, hecho que acarrea unas interesantes consecuencias psicológicas; y La cita, en el que un cliente invita a una prostituta a una cena romántica, tratando de dar un giro a su relación con esa mujer. Sin embargo, para que un libro de relatos sobresalga en medio del montón se necesita algo más, una historia que se lleve la palma, la activación de ese turbo que nos pega al asiento y dispare la manecilla del cuentakilómetros. Y Esquinas, por supuesto, lo tiene. El turbo se llama La negra y es una pequeña obra maestra. Una mujer octogenaria acude a un burdel para contratar los servicios de una chica negra. Su intención es llevarla a su casa para que se desnude delante del marido enfermo, quien siempre había tenido el deseo de ver a una mujer negra en cueros. Una historia aparentemente sencilla que miles de escritores podrían redactar, aunque de momento solo conozco a uno que ha conseguido llenar algo tan sencillo de humanidad, ternura, soledad y melancolía. Se llama Pepe Pereza y os aseguro que vale la pena comprar el libro solo por ese relato. Magnífico. Imposible no emocionarse, exactamente igual que cuando apoyas tu culo en el asiento de un Lotus y arrancas el motor. El león no parará de rugir y la adrenalina te llegará hasta la coronilla. Lectura imprescindible.                               

sábado, 21 de junio de 2014

PANTANO, de IVÁN ROJO



Cada día que pasa siento más repulsión hacia el mundillo literario. El otro día acudí a una presentación y le escuché decir al listillo de turno que "a él no le hace ninguna ilusión que lo publiquen ni que su libro esté en las librerías; ¡qué más da!" Pronunció esas palabras con un tono pretencioso que desenmascaraba enseguida su falsa humildad. Capullo. Es muy fácil decir eso cuando formas parte de la casta literaria, pero tal vez deberías detenerte un segundo a pensar en todos esos escritores noveles que luchan a diario (muchas veces infructuosamente) para hacerse un hueco en el mundo de la literatura y ver su sueño hecho realidad. Definitivamente, necesitamos un champú para acabar de una vez por toda con esta spanish caspa.
Venga, aquí va otra perla. Hace unos días presenté por segunda vez en Barcelona mi nuevo libro y estuve contactando con amigos, conocidos y escritores para invitarlos al acto. Uno de ellos me escribió lo siguiente: "Estoy muy metido en mi nueva novela y trato de no hacer otra cosa que no sea escribirla". Luego estos mandrias se quejan de que nadie va a sus presentaciones ni compra su basura. No me extraña.
Última, lo prometo. Hace unos meses se me ocurrió la idea de confeccionar una antología dedicada al gran John Fante y publiqué una serie de mensajes en las redes sociales para captar buenos relatos. Dije que participarían catorce autores y que solo se valoraría la calidad del relato por encima del estatus. Me escribió una escritora-caspa y me dijo: "Yo soy superfan de Fante (este anglicismo esta muy de moda hoy en día entre la gente cool), pero antes de nada quiero saber con qué editorial saldrá la antología. ¿Es una big?". Vamos a ver, todavía no has escrito nada y ya quieres salir en una editorial, y encima grande. Spanish caspa. 
Luego está gente como Iván Rojo. Me mandó un correo humilde y respetuoso con un relato cojonudo. Nunca había oído hablar de él, pero su historia le daba mil vueltas a la mayoría de los genios que pululan por ahí con sus egos desorbitados y por lo tanto está entre los catorce que rendirán homenaje a Fante. Iván también tuvo el detalle de mandarme su último libro, Pantano, una recopilación de relatos recién publicados por la interesante editorial Sven Jorgensen.
En palabras del prologuista, "Iván Rojo no es un escritor sucio si comprendemos que la auténtica belleza no es limpia y hay que sumergirse para rescatarla del fondo del pantano. De allí se vuelve con óxido y será la única huella que quede del tiempo al que, ahora, tendremos que sobrevivir". Una descripción magnífica de un libro que he disfrutado desde la primera hasta la última línea. Treinta y un relatos llenos de vida, desesperación, gente que se hunde en el pantano de la existencia o simplemente se encharca en él. Retazos de inquietudes y reflexiones profundas de gran trascendencia que acaban arrastrándote hasta el borde del pantano para que las moralejas queden bien claras. Algunos relatos desprenden una fuerza narrativa sorprendente, como es el caso de Carajo, Ocio nocturno, Atolones y Ring. A ver algunos extractos:


CARAJO:

Además de la isla de Mauricio, la república incluye las islas de San Brandón o Cargados Carajos, Rodrigues y las Islas Agalega”. Palabra de Wikipedia. Añade: “Población total: 1.240.827 (2007)”. Supongo que se refiere a personas.


Añade: “A la Isla Mauricio se le conoce en el mundo como la
Isla Playa. Perdida en medio del Índico, este pequeño pedazo
de paraíso está rodeado de lagunas. Los diferentes tonos
azules ilustran los fondos cristalinos del mar”.
Obra de algún poeta frustrado tecleando basura en un mac mientras muerde un donut, sin duda. Peor: obra de algún don nadie que se cree un poeta malogrado con tendencia al sobrepeso por culpa de las crueles circunstancias de la vida moderna, lo estoy viendo.
...
De repente me siento mejor. Les admiro. Y al llegar a casa escribiré un pequeño relato en el que seguramente no conseguiré transmitir lo que deseo: que hay muchas maneras de triunfar, y que solo un uno por mil de ellas son hermosas y puras y gratificantes. Y que desde luego no consisten en tumbarse al sol a la orilla del océano índico por haber aumentado el volumen de ventas de tu empresa.



OCIO NOCTURNO:


Es fácil componer la conversación; es la misma de siempre. Todo es lo mismo de siempre: los tres sentados bebiendo cerveza y hablando de… eso: lo mismo. Lo de siempre. Hace años que las cosas son así, idénticas a las del día anterior. Todo envuelto en una monótona nube de frustración. En realidad, menos que eso: no puede haber frustración si no hay talento para alcanzar ciertas cosas. Basta con decir que se están acostumbrando a ser mediocres. Degeneran cada día un poco más. Se alejan de todo y todo se aleja de ellos. Y tienen el cerebro suficiente para darse cuenta de ello y estar jodidos.


ATOLONES:

El cortacésped volcado, sus aspas girando y el nene de pie tambaleándose sobre sus piernecitas, completamente pálido, mirándote sin verte, en estado de shock, con los brazos desgarrados a la altura de las muñecas. Ni rastro de sus manos. Solo sangre por todas partes y pequeños pegotes de carne picada. Y Sultán que ya no ladra, que se limita a olfatear, coger y masticar tranquilamente los pedazos más grandes. Imposible reimplantárselas, piensas con una frialdad que ya sabes identificar como artificial, como mecanismo de defensa para evitar que tu corazón se detenga y explote ante semejante visión. Piensas, como si tuvieras el cerebro dentro de una cámara de vacío, que tu flamante villa acaba de convertirse de golpe y para siempre en una mazmorra inevitable. Que vas a tener que sacrificar a tu fiel Sultán. Que sin manos es imposible sujetar como corresponde las riendas de un pony. Que el nene ni siquiera podrá tener la experiencia de hacerse una paja. Que a sus espaldas no le llamarán el nene sino cosas mucho más horribles y dolorosas. Piensas que la hija de puta de tu mujer debería haber estado despierta para cuidar del nene, para evitar que esto pasara. Y piensas que ella pensará que mientras vuestro hijo era hecho picadillo tú estabas en la otra punta de la casa fantaseando con islas privadas. Piensas que ya jamás os podréis querer el uno al otro. Y piensas, atravesado por la punzada de dolor más exquisito que nadie haya sentido nunca, que el nene jamás os querrá como os podría haber querido. Porque por encima del amor flotarán nubes de culpa. Densísimas. Casi sólidas. Como las que descargan brutalmente de tanto en tanto sobre los paraísos insulares del Pacífico.

Un autor MUY interesante que hay que seguir con suma atención. La literatura necesita a tipos como Iván, no a esos payasos de tres al cuarto que llenan sus novelas de paja y le echan encima el espray tóxico y adictivo de McDonald para que le hinquemos el diente y después pasemos toda la noche abrazados a la taza del váter. 

Pantano, Iván Rojo y Sven Jorgensen: comida sana para bajar el colesterol y aumentar la actividad cerebral. Buena entrada de verano.


viernes, 9 de mayo de 2014

LA 4ª, de MARIO CRESPO



Hace unos días, durante una cena entre viejos amigos, nos sacamos de la manga una teoría evolutiva que nos ayudaría por fin a dar el gran salto del que hablaba el tío Darwin, un salto que cada cierto tiempo se hace estrictamente necesario. En el nuevo modelo de sociedad se van a prohibir tres cosas (ya sé que las prohibiciones son malas y que esta palabra no suele ser bien asimilada por el cerebro humano, pero estamos hablando de un cambio drástico y necesario):

1) Prohibir la televisión, alias la caja tonta.
2) Prohibir el fútbol
3) Prohibir la reproducción entre seres humanos.

Al leer el punto tres, es probable que los del Partido Popular y esas madres ansiosas por tener un hijo sea como sea, da igual que se fecunde con semen de dinosaurio, me manden un sicario a casa, así que voy a ser un poco más claro. El caso es que vivimos en una sociedad donde hay que sacarse títulos y cursos para todo, pero resulta que cualquier idiota subnormal sin dos dedos de frente puede tener un hijo, y su falta de sentido común y de cariño se van a meter en la piel de la pobre criatura, quien, una vez adulta, nos va a dar por culo a todos. Intolerable, así que cursos y carreras y títulos para poder parir, y se acabó. Dicho esto, vamos a ver qué conseguimos con esta nueva teoría evolutiva:

1) Que la gente sea un poco más lista.
2) Que la gente aprenda a pensar con su propio cerebro en lugar de que lo haga la tele por ellos.
3) Que la gente compre y sepa apreciar La 4ª, el último libro de Mario Crespo, publicado por la prometedora editorial Lupercalia, en lugar de abarrotar las calles de Barcelona el día se Sant Jordi para llevarse el maravilloso libro del Faquir que se quedó encerrado en el horno de su puta madre.

La mayoría de las personas ni siquiera saben qué cojones es la segunda dimensión, ya que su vida se centra en lo que hagan o digan Cristiano Ronaldo, Sergio Ramos o Belén Esteban (1ª dimensión), así que hablarles de la cuarta va a ser tan fácil como explicarle a un mono física cuántica.
Dicho esto, y pese a ser una novela bastante atípica, el lenguaje de La 4ª es ágil y fresco, y te engancha desde las primeras líneas. Sabemos que Mario Crespo es un apasionado de la metaficción. Sabemos que le gusta agitar en coctelera realidad y ficción, espacios temporales y flashback, dimensiones paralelas y evasiones de ensueño. Sabemos que le gusta servirlo frío y sin hielo en copa martini, para que el lector lo disfrute de un tirón y se quede con la frescura de su prosa. Sabemos que es un tío inquieto, y eso se ve plasmado en la novela. La 4ª arranca con la adolescencia del joven Carlos Barbosa, un joven intorvertido que se queda traumatizado tras recibir una brutal paliza en plena Semana Santa de los macarrillas del colegio. Después del triste suceso, Carlos se vuelve violento y acabará metido en el mundillo de la droga y los trapicheos. Luego el autor nos catapulta hasta 2010 y el relato está narrado en primera persona por Magdalena, novia de Carlos tras su huida de España a Nueva York (para mí gusto es el fragmento más flojillo de la obra). Luego estamos en los años 70, luego en 2046 y finalmente en 2012. No os voy a desvelar ciertos giros de la trama, pero sí os diré que el libro está lleno de guiños tanto a libros como a películas de culto, como por ejemplo El Padrino. Está rebosante de vida, de reflexiones, de teorías más que certeras sobre la actualidad, pero por encima de todo tiene HUMOR. Hoy más que nunca necesitamos reírnos y pasarlo bien, tomarnos las cosas con filosofía y olvidarnos por un momento de los problemas del mundo al son de una buena carcajada. La mayoría de los experimentos literarios de este tipo acaban siendo unos bodrios tremendamente serios escritos por profesores de talleres de escritura o tíos que se creen muy listos y que lo único que consiguen es aburrirte como una ostra. Mera paja. Necesitan alimentar su ego desde un pedestal y lo único que alimentan es el tedio. Son libros sin alma, sin garras y sin corazón. Mierda que la gente acaba comprando porque lo tiene el vecino o el colega en el curro, o por el bombardeo mediático de la editorial potente que saca el bodrio gracias al apoyo de los medios, que lógicamente están conchabados. ¿Ahora entiendes por qué es tan necesario dar un salto evolutivo? ¿No te das cuenta de que la pescadilla ya no tiene cola que morderse y ha llegado a la cabeza? Algunos pasajes:

La lectura de la novela me mantuvo un buen rato fuera del territorio que llamamos realidad y me otorgó el privilegio de vivir en una dimensión donde conviven la magia y la fantasía, donde existe la memoria y se refugian las almas, un sitio lejano donde se encuentran las fases más profundas del sueño y la inconsciencia, un estrato mental donde no hay vivos ni muertos, un lugar donde habita todo aquel que tiene recuerdos, un estado que otros llamarían Cielo o Nirvana y que yo denominé la cuarta dimensión (pág. 22).

Jesucristo fue un mártir, pero un mártir sobre el que se ha hecho mucha literatura. De hecho, la historia está llena de jesucristos. Y es que, en esencia, todo se reduce al principio y al fin, al alfa y al omega, a la lucha entre el bien y el mal. Cada época tiene su Jesús, su don Manuel, su Quijote, su profeta, pero todo al final continúa por los derroteros cíclicos que la geometría del universo admite (pág. 138).

En definitiva, el libro de Mario Crespo propone una fórmula interesante que desde luego nos ayudará en este arduo proceso de cambio: aprender a reflexionar sobre la cuarta dimensión y utilizarla para entender mejor el mundo. No se le puede pedir más a un libro, que además tiene una portada cojonuda, así que corran a comprarlo antes de que la distribuidora descargue en la librería el próximo vertido de basura y La 4ª se hunda en agua de borrajas.


sábado, 26 de abril de 2014

LA LEYENDA DEL SANTO BEBEDOR, de JOSEPH ROTH



Este pasado miércoles 23 de abril aquí en Cataluña se celebró el día de Sant Jordi, una fiesta muy especial dedicada al libro y a las rosas. Estoy seguro de que los de la editorial Libros del zorro rojo tuvieron su parada en el centro y expusieron, entre sus títulos, este maravilloso relato de Joseph Roth, mejor escritor que Philip y desde luego uno de los más grandes narradores del siglo XX. Si os soy sincero, me gustaría saber cuántos ejemplares se vendieron a lo largo de todo el día. ¿Treinta, cuarenta? No sé, a lo mejor estoy apuntando demasiado alto, o a lo mejor me desmiente la editorial y me dice que han vendido mil, nunca se sabe. Los milagros existen, y no hay libro mejor que este para demostrarlo. La historia nos habla de un sin techo llamado Andreas que malvive en la orilla del Sena con otros vagabundos harapientos. Cierto día, un señor distinguido se topa con él y le da doscientos francos para que pueda rehacer su vida, pero con la condición de que los devuelva, en cuanto pueda, a la estatuilla de Santa Teresa, en la capilla de la iglesia de Sainte Marie des Batignolles, entregándoselos en mano al sacerdote tras la misa del domingo. El milagro se ha consumado y la vida parece sonreírle de repente, pero no es tan fácil desprenderse de los malos hábitos y Andreas se acaba gastando el dinero en bebida y en acompañantes, de modo que le resulta imposible devolverlo. Pese a todo, los milagros vuelven a producirse y se encuentra con un billete de mil francos. Es rico otra vez pero, tampoco en esta ocasión, por razones diversas, consigue cancelar su deuda con Santa Teresa. Ni siquiera con el tercer milagro alcanza su objetivo, y así se cumple la leyenda del santo bebedor, cerrada con un clímax final majestuoso. La prosa, extraordinaria por su fluidez, es acompañada de unos dibujos excelentes, así que mi más sincera enhorabuena a Pablo Auladell, de los mejores ilustradores que he visto. Algunos párrafos de muestra:

Y al mismo tiempo supo por qué durante todos aquellos años había tenido tanto miedo a los espejos. No era bueno contemplar con sus propios ojos la depravación de uno mismo; mientras uno no se vea obligado a contemplar su propio rostro, es como si simplemente no tuviera rostro, o como si este fuera el antiguo, aquel anterior a la caída (pág. 14).

Sí, la naturaleza del hombre le lleva a enfadarse cuando no obtiene de forma continuada lo que parece haberle prometido un azar casual o pasajero. Así son las personas (pág. 34).

Tú lo has dicho, Joseph, así son las personas. Abarrotamos las calles de Barcelona en Sant Jordi para llevarnos a casa el nuevo libro de Belén Esteban, o todas esas mierdas sobre el tío que saltó por la ventana o el atontado que se quedó atrapado en el armario de su puta madre. O tomaduras de pelo del tipo ven y déjalo todo, verdaderos insultos a la inteligencia humana y al sentido común. ¿Por qué la gente sale a comprar esa bazofia y se deja engatusar por la publicidad salvaje y manipulada de los medios? Tal vez la culpa sea de la caja tonta y de los carruseles deportivos que nos lisian el cerebro a diario, pero nadie tiene la respuesta definitiva, igual que no podemos saber por qué razón Andreas no conseguía devolver el dinero pese a todas las ayudas que le brindaba la vida. El hombre es el único animal que tropieza siempre con la misma piedra, y nunca ha habido tantas como ahora en nuestro camino. Disfrutad de esta sensacional obra maestra y acompañad la lectura con un buen vaso de vino. Id en paz. Amén.



viernes, 18 de abril de 2014

CÓMO ENCONTRAR TRABAJO EN 48H (O MENOS)


Ya está a la venta mi nuevo libro Cómo encontrar trabajo en 48h (o menos), un método eficaz y testado en más de trescientas entrevistas para dar por fin un giro a nuestra vida.

En Sant Jordi estaré al final de La Rambla, zona Drassanes, de 9 de la mañana a 20h.

De 12 a 13h también estaré con Editorial Base en una caseta de Paseo de Gracia, justo a la altura de Gran Vía. 

Os espero a todos y estaré encantado de charlar con vosotros sobre este nuevo proyecto.

martes, 18 de marzo de 2014

VORÁGINE, de ALEXANDER DRAKE



Hace algunos años me dijeron que había en España editoriales independientes especializadas en publicar libros de relatos. Me contaron que en su catálogo estaban los mejores y más prometedores cuentistas del panorama español, unos genios de la hostia que sumaban en su palmarés un sinfín de premios literarios. El caso es que me lo creí y compré un par de libros de esos supuestos dioses de la literatura. Al acabar el primero tuve que irme al baño y echarme agua fría en la cara. Me sentía cómo si alguien me hubiera vertido un cubo de mierda en la cabeza. Me dije: "Tío, solo ha sido una mala experiencia, ve y léete el segundo libro". El resultado, sobra decirlo, fue parecido, con la diferencia de que esta vez me eché a llorar, y no precisamente porque los relatos me emocionaron. ¿Qué hostias era eso? ¿A eso la llamaban "buena literatura"? Ahora algún listillo va a decir: "Bueno, porque no te hayan gustado a ti no significa que sean malos; para gustos hay colores". Me parece bien tu argumentación, pero entonces coge una diarrea de perro y para a diez personas al azar en la calle y dásela a probar. Si para gustos hay colores, seguro que alguien se la come, aunque lo dudo mucho. Mi pregunta ahora es la siguiente: "Por qué nos venden eso? ¿Qué razones de fondo hay para que una editorial gaste dinero en la publicación de semejantes bodrios?" Necesito que alguien se siente conmigo un día de estos y me explique el truco. Yo pago la comida y el café, no os preocupéis, pero necesito entender. La mayoría de esos relatos eran sosos, pretenciosos, mal armados e insignificantes. Tenía la sensación de que esos autores jugaban con las palabras y escribían sobre lo primero que se les había ocurrido sin ponerle ni pizca de emoción al asunto. Su escritura era lenta, farragosa, enredada, confusa y desaliñada. En otras palabras: esa gente no tenía nada que contar, y sin embargo nos los vendían como los nuevos genios del relato. Le doy cincuenta euros en mano al tío que se siente conmigo y me aclare el tema, lo prometo. Repito: necesito entender, es algo vital para mí en estos momentos. Luego un día un tal Alexander Drake, a quien conozco a través de otro libro que acaba de publicar, tiene el detalle de mandarme Vorágine a mi casa, un libro de relatos que ganó el VII Premio Internacional Vivienda-Villiers de Relato organizado por Ediciones Irreverentes. Empiezo a leerlo y pienso: "He aquí un escritor que no tiene miedo a decir lo que piensa; he aquí una voz original, una voz que bebe mucho de Bukowski, pero original en su esencia. He aquí un tío que nos habla del lado oscuro de la mente humana, de ese inmenso manicomio que es el mundo y de todos esos pacientes que deambulan por sus salan a la espera de que la Muerte haga acto de presencia con su asquerosa guadaña. Un escritor sin miedo es alguien honesto que con cada palabra que teclea te abre las puertas de su corazón. Un escritor sin miedo es lo más parecido a la perfección que exista. Da igual a quién imite, o de quién "beba"; el caso es que cada frase que sale de su mente es una flecha afilada que se te clava en las entrañas. El libro consta de más de ochenta relatos, algunos de ellos muy breves y otros muy largos. El nivel de la mayoría es medio/alto, pero hay algunos que destacan por encima del resto, como es el caso de El triunfador, Atrapado en un bucle, Un despertar amargo, Muerte sistemática, Sueños de la vejez, Mientras la ciudad duerme, Las piezas del puzle y Los primeros años como escritor (sensacional), donde el autor nos relata su particular experiencia en el mundillo editorial. Muchas veces no es tan importante lo que se cuenta, sino CÓMO se cuenta. Veamos un fragmento:

De pronto lo vi claro. Era un farsante. Toda mi vida era una completa broma. Yo mismo era un mal chiste. Tenía 34 años y llevaba doce trabajando en esta compañía. Mi sueldo era mediocre, mis aspiraciones nulas, mi futuro incierto, mi motivación sencillamente no existía. Eché un vistazo al calendario. Estábamos a finales de abril. Aún quedaban más de tres meses para las vacaciones de verano. No sé si conseguiría llegar hasta entonces. Y si lo hiciera, ¿de qué serviría? Tan solo supondría un descanso momentáneo antes de volver a comenzar la misma farsa un año más. Y después otro; y luego otro más; y así durante los próximos treinta años (Atrapado en un bucle, pág. 55).

¿Os dais cuenta de lo rápido que se lee esto, de la gran verdad que esconde y de cómo nos la transmite, sin dar ningún puto rodeo? Si de verdad queréis dedicaros a escribir relatos, enviadle un mensaje a Alexander Drake, alias Alain Gonfaus, y pedidle unos cuantos consejos. Es sin duda uno de los escritores vivos más interesantes del mercado, y aquí ya sabéis que no se vende ninguna moto. Ninguna.


domingo, 16 de marzo de 2014

EL HOTEL ENCANTADO, de WILKIE COLLINS


Justo se me habían terminado las novelas de casas encantadas rebosantes de fantasmas cabrones cuando di con esta obra de Wilkie Collins, magnífico autor inglés del siglo XIX de quien ya reseñamos hace poco más de un año Vida de un bribón. Este nuevo libro me ha encantado y se trata de una historia contada extraordinariamente bien y con un final digno de un maestro. Si comparáramos a Collins con un piloto de Formula Uno, diríamos que es un tipo que arranca lento en la salida, pero que acaba adelantando a sus rivales en el tramo final. Esa es la sensación epidérmica que te dejan casi todos sus libros, y El hotel encantado no es ninguna excepción. En pleno siglo XIX, se narra la historia de un lord inglés que abandona su prometida para casarse con una mujer maléfica y con oscuros precedentes a sus espaldas. Después de que Lord Montbarry se deje convencer por su esposa a asegurar su vida por una suma considerable, los recién casados se marchan a Venecia junto con el hermano de ella, un tal barón de Rivar, personaje de más que dudosa reputación, y alquilan un antiguo palacio. Al cabo de unos meses, Lord Montbarry muere a causa de una pulmonía y su viuda deja Venecia en compañía del barón tras cobrar el dinero del seguro. Todo muy sospechoso. Mientras tanto, el palacio es reformado por completo y transformado en un lujoso hotel en el que más tarde se alojarán todos los miembros de la familia del difunto lord. El final, sorprendente y trepidante, es una auténtica perla que satisfará hasta a los lectores más exigentes. Dicho esto, quiero dejar unos párrafos para hablar de Eneida, la editorial que se ha encargado de la publicación de la obra. Resulta que entré a chafardear en su página web y analicé sus colecciones. Para mi asombro, veo que Confabulaciones, en la que entra el libro de Collins, cuenta con 64 títulos publicados hasta la fecha y veo a gente del calibre de Jack London, Voltaire, Leopoldo Lugones, Rudyard Kipling, Alejandro Dumas, Oscar Wilde, Honoré de Balzac, Joseph Conrad, Edgar Allan Poe, Emilia Pardo Bazán, Benito Pérez Galdós, Robert Louis Stevenson etc. Flipo en colores. Juntamos todos los sellos de Planeta con todos los sellos de Random House con todos los sellos de Alfaguara y ni alcanzamos la mitad de la calidad literaria que tiene esta colección. Sencillamente asombroso. Y, por si fuera poco, la edición está muy bien y el precio de venta es de los más competitivos del mercado: unos 12 euros por un libro de 200 páginas. Sin lugar a duda, Eneida es en este momento y con mucha diferencia la mejor editorial de este país. Si fuera posible suscribirse a su catálogo como con las revistas, desde luego no me lo pensaría dos veces. Es la mejor labor editorial que he visto en los últimos diez años, y lo digo desde la objetividad más profunda, ya que ni conozco al editor ni sé quiénes están detrás de este sensacional proyecto. Editores de toda España, por el amor de Dios, seguid el ejemplo de Eneida. No os dejéis vencer por la envidia, meteos el ego por donde os quepa y empezad de una vez por todas a publicar literatura fumable. Os lo pido de rodillas. Y seguid leyendo, por supuesto. Podéis empezar por los libros de Confabulaciones, y veréis cómo vuestro criterio irá mejorando ojos vista para alegría de los lectores.


martes, 4 de marzo de 2014

OCHO RELATOS DE BOXEO, de ALEXANDER DRAKE



Tengo ganas de meterme un buen chute de adrenalina y de subir al cuadrilátero de mi blog para boxear un rato con las palabras. Es algo que me hace sentir bien y que desde luego no quiero ni puedo controlar. Vamos a ver, existe una manera de pensar que es típica de novatos o de gente poco familiarizada con los libros y con el mundillo literario y es la siguiente: los autores buenos publican en las editoriales grandes. Los mediocres publican en las pequeñas y los malos se autoeditan. Si un autor sabe escribir publicará en una grande, no cabe duda. Me meo en los pantalones de la risa. No sabes de lo que estás hablando, chaval, y si no vete a preguntárselo a gente del calibre de José Ángel Barrueco, Mario Crespo, Daniel Ruiz García o Alexander Drake, cuyo libro nos incumbe ahora. Mira en qué editoriales publican, luego hablamos. Si sigues confuso, echa un vistazo a los que publican en las grandes, luego hablamos otra vez. ¿De verdad no te das cuenta de que la mayoría de autores consagrados se limitan a jugar con las palabras y a la postre no dicen un carajo? ¿No ves que es todo una mafia donde impera el colegueo más cutre y bochornoso? Yo publico a mi coleguita enchufado y luego él me devuelve el favor escribiendo una reseña memorable de otro bodrio que lanzo y le comemos el tarro a los potenciales lectores atosigándolos día y noche a través de los medios de comunicación que controlamos hasta que por fin la peña se cree la gran mentira. ¿Es que no hueles el dulce aroma del engaño? Luego resulta que en medio de esta jungla sin ley surgen microeditoriales como Lupercalia, verdaderos oasis de paz donde podemos pastear buena literatura. Se trata de proyectos nacidos en la sobremesa de un restaurante o en la barra de un bar, pero casi siempre se caracterizan por ser auténticos y estar movidos por una ilusión sin fronteras que se lo lleva todo por delante (hasta que el capital lo permita, claro). Ole vuestros cojones. Y resulta que publican libros de gente con garras que acaban dándole mil vueltas a los supuestos genios furtivos, quienes copan las primeras filas de las librerías igual que los zurullos de caballo sembrados por las calles de las ferias de pueblo. Pero vayamos al grano. Ocho relatos de boxeo es el nuevo libro de un joven escritor vasco que se oculta detrás del pseudónimo de Alexander Drake (me gusta). Algunas historias son muy breves y se leen en un santiamén, mientras que otras son un poco más extensas y trabadas y hacen disfrutar a lo grande, como es el caso de Arregui, la leyenda del boxeador, sin duda la pieza magistral de este libro. En ella se cuenta la historia de un levantador de piedras llamado Arregui que justo antes del estallido de la Guerra Civil sale de Bilbao y se dirige a Nueva York, donde se convertirá en boxeador profesional. La historia no tiene desperdicio y está impregnada de ese halo melancólico que solo los grandes narradores saben transmitir, esa sensación de que todo esté pendiendo de un hilo muy fino que en cualquier momento se puede romper. Dale este libro a un agente literario o a uno de esos editores sin lecturas que circulan por ahí y ni se lo van a leer. ¿Un libro de boxeo? Bah, es un deporte demasiado violento. Primos. Hay un par de relatos cortos también muy interesantes, como Contra las cuerdas o La pesadilla del luchador. Están bien escritos y rezuman honestidad por todos sus poros, y eso, querido lector, te aseguro que es algo que no tiene precio y que solo está al alcance de unos pocos. Desde que practico Yoseikan Budo he leído un sinfín de libros de boxeo y artes marciales, y tengo que reconocer que este es sin duda uno de los más logrados. En una carta que Arregui escribe a su familia leemos lo siguiente:

"En América mi carrera como boxeador está resultando mucho mejor de lo que hubiera podido imaginar. En el fondo todo esto no es muy diferente a levantar piedras. Tienes un reto frente a ti y debes intentar superarlo. Algunos de los hombres con los que he peleado son realmente duros, pero por lo menos aquí no me van a disparar con un fusil" (pág. 69).

Honestidad, un buen gancho de izquierda y un corazón muy grande. Mezcla estos tres ingredientes y te salen ocho relatos de boxeo. Pones tres cosas en la olla y salen ocho: una receta cojonuda.  
Moraleja final: comprad el libro como sea. Es posible que en algunas librerías no lo tengan, como por ejemplo en Barcelona, ya que las distribuidoras siempre arriman su sardina al ascua de los grandes grupos, pero no desistáis. Podéis comprarlo directamente en la web de la editorial o amenazar al librero con enviarle un sicario si no os lo consigue rápido. Intentad haceros con un ejemplar; os prometo que me lo agradeceréis. Ahora ya toca ir a acostarse. He peleado un rato y en mi mente no se dibuja ninguna sombra. Solo paz. Buenas noches.


domingo, 23 de febrero de 2014

ELSEWHERE, de WILLIAM PETER BLATTY



Hace ya un par de meses que me ha dado por leer libros sobre casas encantadas. Llamémoslo obsesión. El caso es que me encontré con una variopinta oferta que iba desde el espiritismo hasta la novela de terror. Empecé con La casa infernal, de Richard Matheson, todo un clásico del género. El libro me pareció interesante, bien narrado y con una trama creíble y original. Dignos también de mención, en medio de numerosos bodrios e intentos abortados que se deslizaron ante mis ojos estupefactos, La maldición de Hill House, de Shirley Jackson (Ediciones Valdemar) y La casa y el cerebro, de Edward Bulwer-Lytton (recientemente publicado por Impedimenta). Todos estos libros comparten un mismo leitmotiv: hay una mansión supuestamente embrujada y una serie de personas se atreven a pasar un noche en ella para buscar una explicación plausible al gran baile de lo paranormal: apariciones fantasmales, ruidos extraños, muertes violentas, fenómenos de poltergeist a lo bestia, etc. Llegados a la mitad, el lector siempre acaba haciéndose la misma pregunta: ¿Cómo coño va a acabar esto? Y tras leer unos cuantos libros de casas encantadas se convence de que todos los finales se parecen bastante y vale el refrán de leído uno, leído todos. En mi caso, el rumbo cambió cuando encontré en una tienda de segunda mano Elsewhere (cuyo significado es en otra parte), de William Peter Blatty, famoso por su novela El exorcista de 1971. Lo publica una editorial que se llama Alberto Santos Editor, aunque en el copyright aparece también Imágica Ediciones; en fin, líos del mundillo editorial que acaban confundiendo a la gente. La novela se lee del tirón pese a, seamos sinceros, no estar del todo bien escrita. La protagonista principal, una agente inmobiliaria pija y neurótica llamada Joan Freeboard, es vomitiva desde la página 1 y sus frases resultan molestas y poco graciosas. Resulta que Joan quiere encargarse de limpiar la mala fama de una mansión que está en una isla cercana a Manhattan para poder venderla mucho más cara y forrarse con la comisión. Para ello, llama a una vidente inglesa, a un parapsicólogo y a un conocido escritor que en todo momento se hace el intelectual: viva los tópicos. Desde luego, si fuera por los personajes no estaría reseñando este libro. Ni os imagináis la de desgracias que les deseé a Joan y a su amiguito escritor una vez entrados en la mansión. Los diálogos tampoco funcionan bien y a menudo se tiene la sensación de estar leyendo un guion de cine barato escrito por un becario al que solo le dan un rembolso mensual por el transporte. Rellena esto como puedas, chaval, y no te compliques. Llegados a la mitad, resulta difícil de creer que un escritor de renombre como William Peter Blatty, autor de algo tan mítico como El exorcista y con una larga trayectoria a sus espaldas, se esté pasando por el forro de los cojones todo el andamio narrativo de una novela de estas características. Pero justo cuando empiezas a cagarte en el editor por haber sacrificado árboles en vano y en el autor por el bonito bodrio, llega de manera inesperada la gran sorpresa: un giro espectacular que cambia por completo la dinámica de la historia y que te deja atónito. Gong. De un solo plumazo, el autor le da sentido a la lectura y se lleva el premio gordo pasando por encima de los demás libros de casas encantadas. Cuando llegas al final se lo perdonas todo: los diálogos traídos por los pelos, el escritor listo, la agente pija, la vidente triste, el baño de tópicos y los pequeños fallos narrativos. Todo. Es un final digno de un maestro y necesitas volver a leerlo una y otra vez para creértelo. Solo por eso, es un libro altamente recomendable para todos los amantes del género. Además, la edición es bonita e incluye varios dibujos que te meten aún más en la historia, lo cual siempre se agradece. Para los que viváis en Barcelona, se puede encontrar en una tienda de segunda mano de la calle Asturias, en Gracia. Su precio ronda los 5 euros, una cantidad más que aceptable para disfrutar de una historia única que os dejará huella. No quiero ni imaginarme cómo hubiera quedado esta novela con menos tópicos y un poquito más de rock and roll narrativo. Me asusto solo de pensar en su posible grandeza.


sábado, 25 de enero de 2014

BUTCHER'S CROSSING, de JOHN WILLIAMS



Will Andrews, un joven pipiolo de veintipocos años, abandona sus estudios en Harward y se marcha al oeste para encontrar esos recónditos misterios de la naturaleza que acabarían dando un sentido a su vida. Corren los años setenta del siglo XIX y la mayoría de pueblos del oeste no son más que un conglomerado de casas mal construidas y habitadas por putas y cazadores de tres al cuarto que cazan de día y se emborrachan de noche en el Saloon del pueblo en medio de una timba de póker. Oeste americano en estado puro, 100% auténtico. Tan visual que la imagen aparece en alta definición ante nuestros ojos. El joven Will se establece en Butcher's Crossing, un paraje olvidado de la mano de Dios donde conoce a Miller, un cazador de pura cepa con quien decide emprender una alocada aventura hacia Colorado en busca de pieles de búfalo. El viaje no presagia nada bueno y el grupo, cuatro personas en total, pasa por todo tipo de privaciones hasta dar por fin con una gran manada que les proporcionará pieles y dinero. Todo parece ir por buen camino, pero el invierno está a las puertas y la codicia del hombre acabará cobrándose un precio muy elevado. Dicho esto, imagínate ahora que eres un autor desconocido y envías una novela de estas características a la mayoría de editoriales y agentes literarios de este país. ¿Quieres saber lo que van a hacer con ella? Venga, te echo una mano: metérsela por el culo. Ni siquiera van a abrir el archivo de word, tal como lo oyes. No esperes esa oportunidad porque nadie te la va a dar, siento decírtelo de esta forma. ¿Sabes por qué? Venga, vuelvo a ayudarte: porque en este país se vive de puta madre y se come y se bebe como en ninguno, pero no esperes que los editores tengan los cojones suficientes como para lanzar una novela vital de supervivencia como sería la obra de John Williams. Solo lo harán si ven el cometa reluciente y su cola de éxito que viene de Estados Unidos. Solo así. En todos los otros casos pasarán de ti y ni siquiera se molestarán en decirte que no. ¿Sabes por qué? Te lo digo: porque si la mayoría ni siquiera tienen cojones para contestar a un correo electrónico, ¿cómo demonios van a empatizar con la historia de un chaval que deja la universidad y va a cazar búfalos en un territorio salvaje donde sobrevivir se convertirá en un reto diario? Yo ya te llamo, yo ya te escribo. Pobres hijos de puta. Necesitaríais una buena temporada en Butcher's Crossing, amigos, y veréis qué huevos de madera os salen. El problema es que hoy en día lo tenemos todo y nuestras preocupaciones se limitas a frivolidades y a necesidades materiales que no llevan a ningún sitio y que solo consiguen ablandarnos un poco más. Por eso pasamos de todo y preferimos ignorar las cosas que enfrentarnos a ellas. Una temporada en Butcher's Crossing y te aseguro que la mayoría de jóvenes de treinta años que todavía viven con los padres encuentran curro en un par de días y dejan de atontarse delante de la consola.
Este libro de Williams, para mí incluso superior a Stoner, su anterior novela, es una historia dura y rebosante de vitalidad. Su estilo, fresco y depurado, es un himno a la sencillez y a la narrativa sin pretensiones que consigue llegar al corazón de los lectores con la sola fuerza de las palabras. Un par de fragmentos:

"Pensaba que ese era el principal significado que podía encontrarle a la vida, y le pareció que todo lo acaecido en su niñez y en su juventud había sido un preámbulo para el preciso instante en que ahora se encontraba, como un pájaro antes de alzar el vuelo" (pág.: 66).

"Pues no hay nada, ¿entiendes? Naces, mamas mentiras, te crías en casa con mentiras, aprendes todo tipo de mentiras en la escuela. Toda una vida llena de mentiras, y luego, cuando ya vas a morir, tal vez te das cuenta de que no hay nada, nada salvo tú mismo y lo que podrías haber hecho. Pero, claro, no lo hiciste porque esas mentiras decían que había algo más. Y entonces te das cuenta de que podrías haber tenido el mundo entero, siendo el único que conoce el secreto... Pero ya es demasiado tarde. Te has vuelto viejo y no hay vuelta atrás (pág.: 328).

Una lectura altamente recomendable, sobre todo para aquellas personas que necesiten endurecer un poco sus huevos y que sueltan demasiadas estupideces cada vez que abren la boca.


domingo, 12 de enero de 2014

NO ESTAMOS LOCOS, de EL GRAN WYOMING



La primera vez que vi en la tele a José Miguel Monzón, alias el gran Wyoming, fue hace cuatro años y su humor no acabó de convencerme. Pese a ello, decidí darle una segunda oportunidad y con el tiempo el hombre acabó conquistándome por completo. Pasados unos años, resulta que solo enciendo la caja tonta en contadas ocasiones, una de ellas de nueve y media a diez y media de la noche, hora en la que se emite en la Sexta el programa El Intermedio y con el que me desternillo vivo. Podríamos decir que Wyoming es al humor corrosivo lo que Mario Vaquerizo es a la frivolidad (la ecuación perfecta). Y encima el gran humorista va y saca un libro. Mi primera reacción cuando una cara conocida de la televisión se empantana en las arenas movedizas de la literatura es de rechazo. Empiezo a pensar en negros (literarios, se me entienda), en campañas mediáticas y en editores con los ojos como platos pensando en la de dinero que les va a caer. Sí, soy un tipo con prejuicios, ¿pasa algo? Solo un pazguato ve honestidad y justicia por todas partes, y lo importante en esta vida es saber vencer los prejuicios y aprender a juzgar las cosas de manera objetiva, aunque cueste un huevo. El caso es que compro el libro y lo leo rápido. Me parto la caja y todos los prejuicios se van a tomar por culo, tanto que pondría la mano en el fuego que el señor Monzón escribió el dichoso libro de puño y letra. El humor es el mismo y la manera de decir las cosas también. Pese a que la primera parte se hace un pelín lenta, la obra no tiene desperdicio y el autor se despacha a gusto relatando los entresijos y la basura tan característicos de la marca España. La moraleja rezuma como un mantra de cada página: ¿Dios, en manos de qué gentuza estamos? No se trata de hacer demagogia ni de ser partidario de un bando u otro, sino simplemente de decir las cosas como son (este servidor es un apolítico y nunca ha votado a nadie en su vida, como muchos bien sabréis). Pero lo del Partido Popular es muy fuerte. Marca España en estado puro. Ineptos que eligen a ineptos. Corruptos que se llevan calentita nuestra pasta. Primos y lameculos encargados de presidir el gobierno de este país. Mi padre siempre me repetía de pequeño que basta con mirar a la gente a la cara para hacerte una idea de su calaña. Mirad un segundo a Camps, o a Bárcenas, o a Aznar, o a Dolores de Cospedal. La pregunta que sopla en el viento es: ¿Tienen pinta de personas honestas y limpias? Les prestaríais cinco euros con la promesa de que os los van a devolver al día siguiente? Ni harto vino, tío. Este libro analiza la historia reciente de España, incluida esa época ominosa llamada franquismo, y nos explica el porqué de ciertas conductas y maneras de pensar obsoletas que están todavía muy arraigadas en nuestra sociedad. Ayer por la noche, haciendo zapping, di con un programa de debate sobre el peliagudo problema del aborto, tan en boga en estos días. Entre los tertulianos, había un chavalín de diecinueve años encorsetado y recién salido de la peluquería PP: un viejo hecho a medida. Estaba allí como vicepresidente del proyecto +vida (véase también Nuevas Generaciones del PP) para demostrar lo buena que es la nueva ley contra el aborto. Mi reflexión es la siguiente: "¿Cómo es posible que un crío que probablemente ni sepa donde está la vagina se ponga a debatir sobre ese tema? Es algo tan esperpéntico que resulta ofensivo para la inteligencia. En este caso, el libro de Wyoming nos explica que la culpa no es del chaval, sino de los padres, y por supuesto la comparto. El tío no es más que un pijillo que espera a que salgan sus padres de casa para hacerse una paja. Vicepresidente de +vida: me caigo de la silla de la risa y me hago daño. Choco la cabeza contra el mármol y sigo riéndome. Me da igual haberme quedado tonto para el resto de mi vida; no puedo parar de reírme y necesito beber agua para calmarme. Vete a jugar al fútbol con tus amigos, chaval, y déjate de chorradas. Piensa en ligar, lee buenos libros y deja a un lado los fantasmas de los fetos. Tranquilo, ya irán a por ti cuando dejes preñada  a la novieta de la universidad que piensa como tú, no te preocupes. Entonces ya hablaremos. Moraleja: si en casa te comen el coco desde pequeño y te inculcan ideales dogmáticos (yo solo hablo catalán esté donde esté, no al aborto, España nos roba, la independencia, las morenas son más listas que las rubias, etc.), llegarás a los dieciocho con los sesos hechos papilla y lo vas a tener todo muy jodido.
Este libro va de esto y de mucho más, y os aseguro que vale la pena. Algunos párrafos:

"Cuando Francis Ford Coppola rodó la célebre boda de Connie Corleone, la hija de Don Vito, en la primera parte de El Padrino, no sabía que estaba haciendo la versión ultralight de un suceso marca España" (véase la boda de la hija de Aznar).

"Los señores que han traído hasta aquí a los países del sur de Europa, esos especuladores que no dudan en hundir a una nación si eso les supone un beneficio por mínimo que sea, son de los suyos. Neoliberales, como ellos. Piensan que la mejor política imaginable es la de toma el dinero y corre. Lo llaman libre mercado, que suena mejor" (pág. 192).

"Esos señores son los que dicen que hemos vivido por encima de nuestras posibilidades. Estos señores junto con la Conferencia Episcopal y el gobierno neoliberal forman el triumvirato que decide lo que va a ser de nuestras vidas. Malos tiempos para la lírica" (pág. 225).

Sin lugar a duda, el mejor libro de no-ficción sobre la actualidad que podéis encontrar en las librerías. Dinero bien invertido. Señor Monzón, me como mis prejuicios acerca de los tíos de la tele que escriben libros y me quito el sombrero. Firmado: un fiel admirador.