miércoles, 9 de noviembre de 2011

KNOCK OUT, DE JACK LONDON


Sabíamos que los del Zorro Rojo apuestan por los libros como objeto de colección. Sabíamos que se dedican a reeditar obras de indudable calidad y a ilustrarlas magistralmente. Lo sabíamos. Lo que no sabíamos, evidentemente, era que un buen día sacaran Knock out, de Jack London, ilustrado de forma magistral por el argentino Enrique Breccia. Nadie contaba con ello. Pero el libro sale y yo lo compro, atraído más que nada por la belleza del objeto en sí. Luego lo leo, devorando en pocas horas las que considero como las mejores historias sobre boxeo jamás escritas. Frescas, contundentes, trascendentales y extraordinariamente vivas ante los ojos del lector. En ellas hay lucha, esperanza, rabia, orgullo y todas esas facetas que tanto nos caracterizan a los seres humanos en nuestra lucha vital del día a día. El primer relato, titulado Un bistec, es una obra maestra absoluta que destaca sobre todo por su sencillez. Como apuntó Bukowski en una ocasión, el verdadero genio es el que sabe expresar un concepto difícil de la forma más fácil y accesible. Jack London lo consigue. La lucha entre el boxeador veterano Joe King y el joven Sandel va mucho más allá del cuadrilátero y rompe todas las barreras temporales, pues en realidad es la historia sin tiempo de la Juventud y la Experiencia, de la sabiduría frente al vigor, del eterno relevo de los jóvenes a los viejos. El siguiente pasaje muestra la grandeza de Jack:

Cuando se sentó en su esquina, mirando al contrincante, tuvo el pensamiento de que la suma de su sabiduría y la juventud de Sandel podrían constituir un campeón mundial de pesos pesados. Pero ese era el gran problema. Sandel nunca se convertiría en un campeón mundial. Carecía de la sabiduría, y la única manera que tenía para adquirirla era su Juventud: cuando la sabiduría le perteneciera, se habría gastado la Juventud en comprarla (pág. 24).

Mi consejo es: comprad este libro, regaládselo a vuestro mejor amigo o a la pareja. En poco más de cien páginas disfrutaréis de unos dibujos maravillosos y beberéis del pozo de la sabiduría sin ajar demasiado vuestra preciada Juventud.