domingo, 24 de noviembre de 2013

QUISIERA TENER LA VOZ DE LEONARD COHEN PARA PERDIRTE QUE TE MARCHARAS, de ÓSCAR SIPÁN



La primera consideración que podemos hacer sobre este libro, así a bote pronto, es la siguiente: Óscar Sipán ha conseguido uno de los títulos más largos de la historia de la Literatura, sin por ello perder fuerza ni gancho. Más bien al revés. Es un título que te agarra por el cuello y te arrastra al maravilloso universo de la narrativa sipaniana. Ya sé que no existe este término, pero hoy me he levantado con ganas de lucir nuevas palabras, ya que las habituales están muy gastadas y parece ser que han perdido lustre. A partir de ahora, sipaniano hará referencia a todo lo relacionado con este autor, a quien en su momento moteé "el Raymond Carver español". Y vaya si se merece el apodo. Una vez más, y como ya apreciamos en Concesiones al demonio, la prosa de Óscar se sitúa por encima de la media y demuestra ser tremendamente efectiva. Las palabras están escogidas con esmero, las sentencias son demoledoras y las metáforas, que abundan, rezuman genialidad. Nos hemos dado cuenta de que el autor es un gran observador de la vida humana, un tipo que prefiere escuchar antes de hablar, mirar antes de actuar, y esa actitud frente a la vida se ve plasmada en los diecisiete relatos que componen este libro. Son historias de gente normal (la famosa intrahistoria de la que hablaba Unamuno), de amores imposibles, de relaciones destartaladas y sobre todo de esa angustia que nos corroe por dentro cada día que pasa, alimentando sin pausa ese infierno personal que ha de acompañarnos hasta la tumba. El listón de los relatos es muy alto, pero hay algunos que destacan particularmente y se elevan a la esfera de pequeñas obras maestras, como es el caso de El talento de las moscas, donde una mujer narra en primera persona la extraña aventura amorosa que vivió con Antoine de Saint-Exupéry, autor de El principito, quien cayó en su jardín con el paracaídas durante la Segunda Guerra Mundial y se quedó un tiempo en su casa. Antoine se convierte en el sol de su vida, como apreciamos en este magistral párrafo:

Me siento despierta, viva, llena de ilusiones, mojada de él, segregando ternura. La ternura es la suma de todas las decepciones sentimentales dividida por la esperanza. La esperanza es un barco a punto de zarpar. La esperanza es un paracaídas. Por Antoine entregaría a Cristo a los judíos. Sin remordimientos. Sin contar las monedas. Con la conciencia tranquila (pág. 14).

También me han impactado los relatos Rompeolas, donde se narra una curiosa historia de amor, Escupir sobre París, un fresco perfecto del mundo moderno, y Cuarenta días de niebla, una pieza sensacional sobre una difícil relación de pareja. Más frases sipanianas:

Prefiero imaginar que cuando provienes de un hospicio y has visto el futuro escrito con tinta invisible, el dinero es el único lugar donde blanquear el pasado (pág. 48, Rompeolas).

La adolescencia es un fusil cargado y sin seguro en manos de un enfermo de Parkinson (pág. 63, Escupir sobre París).

La memoria es un corcho en el que vamos clavando caras y penas, labios de carmín y amores imposibles (pág. 70, La jaula de Faraday).

Dicho esto, quiero exponeros una teoría y proponeros un reto. Desde hace unos años estoy muy metido en el análisis de las neuronas espejo. No soy neurocientífico, pero es algo que me interesa mucho y me gusta documentarme sobre el tema. Estas neuronas, descubiertas en 1994 en Parma, son las responsables, entre otras cosas, de le empatía, de la elasticidad del cerebro y de la imitación. Dicho esto, el reto es el siguiente. Hay una página web llamada www.iqtest.dk que sirve para medir nuestro coeficiente intelectual y nuestra elasticidad mental, y es completamente fiable y segura. No os pedirán dinero ni que enviéis mensajes a ningún móvil de los cojones, así que tranquilos. Bien, la prueba consiste en lo siguiente: el primer día realizáis el test, que dura unos veinte minutos, y memorizáis el resultado. El segundo día veis durante una hora algún programa televisivo estúpido donde los tertulianos griten mucho, hablen de cotilleo o discutan sobre si el Balón de Oro es para Messi o Cristiano Ronaldo. Paso seguido realizáis el test y apuntáis el resultado. El tercer día leéis el libro de Óscar y después repetís la misma operación. Resultado final en un 90% de los casos: en el segundo test habréis perdido unos puntos respecto a la primera prueba y en el tercero habréis ganado algunos. Moraleja: hay cosas que influyen enormemente en nuestro cerebro, y tal vez escuchar la cálida voz de Leonard Cohen a través de los textos de Óscar podría ayudarnos a dar un buen salto evolutivo y a contemplar desde la grada el curioso espectáculo de los monos que se golpean la cabeza con el Balón de Oro. 
Gran acierto de la Editorial Base y fichaje del año. Por cierto, y hablando de fichajes, os tengo que dejar porque empieza Tiki Taka y no me lo puedo perder. Comprad este libro; vuestras neuronas espejo os estarán muy agradecidas.