viernes, 31 de julio de 2015

PLATAFORMA, de MICHEL HOUELLEBECQ


Hola, amigos. El calor aprieta con fuerza y muchos seguro que os estaréis pasando el día metidos en el agua. Yo también, por eso voy a escribir una reseña express y luego volveré a ponerme en remojo. Con todos los libros malos que me he tragado este año, creo que me lo merezco, joder. 
Hace unos meses leí en algún sitio que Michel Houellebecq es en la actualidad y con diferencia el mejor escritor de Francia. Uno llega a leer eso y por un momento se lo cree, pero a estas alturas de la vida no podemos permitirnos el lujo de creer; necesitamos saber, así que me compré una edición de bolsillo de su novela Plataforma. Lo primero que me pregunté al terminarlo fue cómo es posible que los zumbados del islam todavía no hayan dado con su culo, ya que arremete sin piedad y sin pelos en la lengua contra esa religión, valga de ejemplo el siguiente pasaje, que el autor pone en boca de un egipcio antiislámico:

"Desde la aparición del islam, nada más. La nada intelectual absoluta, el vacío total. Nos convertimos en un país de mendigos piojosos. Sí, mendigos llenos de piojos, eso es lo que somos. Chumsa, chusma. Tiene que recordar, mi querido señor, que el islam nació en pleno desierto, entre escorpiones, camellos y toda clase de animales feroces. ¿Sabe cómo llamo yo a los musulmanes? Los miserables del Sahara... El islam solo podía nacer en un estúpido desierto, entre beduinos mugrientos que no tenían otra cosa que hacer, con perdón, que dar por culo a sus camellos" (pág. 222).

Telita. Pero el libro no va del islam. Utiliza episodios para cargárselo, pero en realidad cuenta la historia de un funcionario apático de cuarenta años que se marcha de vacaciones a Thailandia para hacer un poco de turismo sexual y poner de paso sal y pimienta en su vida abúlica. Allí conoce a Valérie, directiva de la agencia Nouvelles Frontieres, y con ella descubre una nueva visión del placer y sobre todo de la sexualidad. De vuelta a Francia, los dos se van a vivir juntos y Michel vuelve a sentirse vivo, tanto que deciden, en colaboración con otro socio, crear una red mundial de colonias turísticas en las que el sexo se practique libremente y la prostitución sea una actividad legal. Como es lógico esperarse, el proyecto es todo un éxito, pero la tragedia final se lo lleva todo por delante y sirve para hacernos reflexionar sobre muchas cosas, entre ellas la fatalidad del destino y ese monstruo llamado "Capitalismo" que nos consume lentamente por dentro.  No sé si Houellebecq es el mejor escritor francés de la actualidad, más que nada porque no conozco a todos los escritores franceses de la actualidad y hacer afirmaciones universales siempre resulta un poco cursi, superficial y hasta incómodo. Lo que sí sé ahora, después de leer este libro, es que Michel Houellebecq es un escritor tremendamente honesto, directo y con mucha personalidad narrativa. Su ritmo es hipnótico y sabe cómo llevar al lector, lo cual es todo un logro teniendo en cuenta el panorama literario actual. Como dice el autor:

"Vivir sin leer es peligroso, obliga a conformarse con la vida, y uno puede sentir la tentación de correr riesgos" (pág. 86).

Eso no significa que tengamos que ir corriendo como imbéciles a la Casa del libro a comprar La chica del tren o Las sombras de Grey solo porque lo tiene nuestro vecino y el márketing no nos da asidero. Ese sí que es un riesgo para nuestro cerebro y es casi peor que no leer nada. Monsieur Houellebecq, en cambio, os cautivará con su prosa corrosiva desde el primer momento. Buenas vacaciones.
Vuelvo al agua.