lunes, 14 de marzo de 2011

CHUMP CHANGE, de Dan Fante


Hace tan solo unos días tuvimos el honor de tener aquí en España al escritor Dan Fante, hijo del ya inmortal John, para presentar su novela Chump Change, publicada por Sajalín Editores. Inútil decir que las presentaciones de Madrid y Barcelona fueron actos inolvidables y muy emotivos para todos los presentes, de esos que se te quedan grabados para siempre en la memoria y cuyos recuerdos se accionan como diapositivas automáticas que te ayudan a seguir luchando en los momentos más difíciles de esta jodida y cada vez más absurda existencia. Estamos, queridos amigos, frente a una de las mejores novelas de los últimos veinte años, a una obra maestra imprescindible de la literatura contemporánea. Comparado con las novedades que intentan vendernos a toda costa los grandes grupos editoriales, con la generación de escritores nocilleros que nos envuelven su valiente mierda en papel de chocolatina y con la mayoría de libros consagrados que alguien se atrevió a etiquetar de "literatura en mayúsculas", Chump Change se nos antoja como la obra de un fuera de serie, y el acierto de Dani y Julio, editores de Sajalín a quienes van mis mejores augurios, adquiere tintes históricos.
Para que os hagáis una idea de la fuerza narrativa de Dan, aquí va un fragmento del primer capítulo, donde el autor comienza enseguida pisando fuerte el acelerador:

"Internado conmigo en la unidad de psiquiatría estaba Delbert, de él quiero hablar aquí. Durante tres semanas Delbert y yo compartimos habitación. Oriundo de Lubbock, Tejas, mi compañero había ido a dar con sus huevos al departamento de cuentas a pagar de una firma de Wall Street. Delbert es de esos padres de familia con 2,1 hijos y una esposa que les prepara la cena. Los detalles específicos de cómo se fueron desarrollando los hechos carecen de importancia, el caso es que Delbert volvía a casa día tras día y se marchaba nuevamente al trabajo tal y como se esperaba de él. Así pasaron unos diez años. Los problemas lo han vuelto infeliz como a todo el mundo y por eso Delbert a veces bebe a mediodía. Después se va a su casa y por la noche se sienta delante de la tele y bebe un poco más. Delbert ha comenzado a beber también durante los fines de semana, no obstante consigue mantener a raya su pasatiempo durante años. Delbert es un tipo corriente, un tipo como los demás, un padre de familia. Pero cierto día, se da cuenta de que necesita echar un trago por la mañana para mantener firme el pulso. No quiere que la señora que atiende la taquilla de los Ferrocarriles de Long Island advierta cuánto le tiemblan las manos cuando compra el billete; ni que las secretarias de la oficina, al verlo servirse el café, se percaten de que tiene un problema. Así es como Delbert se convierte en bebedor mañanero por pura necesidad.
Un día, después del trabajo, Del llega a casa con unas copitas de más y, por sus excesos con el alcohol, discute otra vez con la parienta. (Lo que describo aquí es algo muy habitual, son cosas que les pasan a las personas corrientes). Delbert se cabrea y sale disparado hacia el bar. Vuelve a las dos de la mañana con un ciego descomunal y se acuesta en la cama con su hija Melissa, de diez años. Aunque hubiera querido, Delbert no habría podido darse cuenta de dónde estaba, despierto y sobrio no le hubiera cabido en la cabeza la idea de montarse sobre su hija y follársela y lastimarla como lo estaba haciendo. Su mujer oye el barullo, se levanta y lo descubre, en pleno desenfreno, encima de su hija.
Delbert pide perdón. Su seguro médico cubre los gastos de desintoxicación en San José de Cupertino. Pero mi compañero no logra entender cómo se había permitido llegar a tales extremos. Sencillamente no se creía capaz de meter la polla hasta el fondo en el cuerpo de su hijita. ¿Llegará a perdonarse el pobre Delbert? No parece que eso vaya a ocurrir, porque la semana pasada se colgó y ahora está criando malvas.
La noche de su muerte, yo estaba durmiendo pero me desperté a las cuatro y media de la mañana para echar una meadita. No vi a Delbert en su cama. Recorrí el pasillo, dejé atrás la sala de observación y llegué hasta los aseos. Sabía que estaba disgustado consigo mismo y que procuraba asimilar la vergüenza y la cruda realidad de haber violado a su hija y de ser un alcohólico. La sala de observación suele estar cerrada, porque a los pacientes les está prohibido entrar cuando no hay personal supervisando. Pero allí estaba Delbert. Había sangre por todas partes... Se había cortado las venas y por las dudas se había colgado. Antes de que nos apagaran las luces discutíamos acerca de la liga de fútbol americano. Mi compañero de habitación era un apasionado seguidor de los Dallas Cowboys. Hasta la vista Delbert".

miércoles, 2 de marzo de 2011

PROXIMAMENTE: CHUMP CHANGE





Dan, hijo del mítico John Fante, estará en España del 6 al 11 de marzo para presentar su novela Chump Change, obra maestra de narrativa inédita hasta el momento en este país. Publica Sajalín Editores.
José Ángel Barrueco y yo lo presentaremos en la Fnac Callao (Madrid) el miércoles 9 de marzo a las 19:30h. Al día siguiente, lo presentaré en la Fnac Triangle (Barcelona) junto con la periodista Laura Fernández. Os esperamos.