jueves, 29 de marzo de 2012

FANTE, UN LEGADO DE ESCRITURA, ALCOHOL Y SUPERVIVENCIA, de Dan fante


Los editores de Sajalín acaban de publicar las Memorias de la familia Fante y según dicen es su gran apuesta para este 2012. Les creo. El libro tiene más de cuatrocientas páginas, pero se lee tranquilamente en un par de días. La historia de los Fante es abrumadora y el estilo utilizado por el autor, Dan, no deja indiferente a nadie por su sencillez y por su falta absoluta de pretensión, algo que se agradece de verdad. El mundo necesita libros como este. El mundo necesita escritores honestos y directos que no escriban historias ingeniosas ni inventen relatos de usar y tirar que se presten a ser reciclados como argumentos para la tele. El autor escribe sobre sí mismo, y su motivo para escribir no es hacer que el lector cambie, sino hacerle creer que puede cambiar. Dan Fante escribe sobre vivir y morir, sobre enamorarse y tirarlo todo a la basura... y luego sobrevivir a todo eso. Escribe sobre la muerte y la locura. Escribe para que su corazón sobreviva. Vive engullido por, y enamorado de, el milagro de la condición humana. Sus héroes son gente de verdad que luchan por encontrar su lugar en un planeta en el que encajar se ha convertido en una enfermedad tan tremenda como el cáncer. Ellos son los únicos que pueden ayudarnos a soportar el día a día y a lidiar con nuestros fantasmas para salir de esta inmensa crisis de valores que todo lo abarca. Este martes, Dan estuvo en Barcelona y presentó su libro en el bar Heliogàbal, en Gracia. Lo arroparon, leyendo fragmentos de su obra, los escritores Laura Fernández, Cristina Fallarás, Raúl Argemí, Lucía Lijtmaer y un servidor. Dejando a un lado el papel tragicómico desempeñado por la traductora, que ni siquiera sabía muy bien a qué idioma estaba traduciendo (me refiero a cuando traducía y no se quedaba medio dormida), fue todo un éxito y la sala estaba a rebosar de gente. La sonrisa de satisfacción del autor fue sin duda el mejor poema de la noche, un canto atávico y silencioso que revoloteaba inquieto por la atmósfera. Aquí tenéis un breve fragmento del libro:

John Fante me fulminó con la mirada y encendió un pitillo.
- Escúchame con atención. Existe la remota posibilidad de que aprendas algo: en primer lugar me importa un bledo que mi obra sea comercial o no.
- Venga, claro que te importa.
- Silencio, por favor. El escritor soy yo. Si lo que escribo es bueno, entonces la gente lo leerá. Por eso existe algo llamado literatura. Un autor pone el corazón y las entrañas en cada página. Para que lo sepas, una buena novela puede cambiar el mundo. Tenlo presente antes de tomar la decisión de sentarte delante de una máquina de escribir. Nunca pierdas el tiempo con algo en lo que tú no creas. Entonces, ¿te ha gustado lo que has leído?
- Claro.
¿Te cautivó? ¿Te impresionó?
- Claro. Por supuesto.
- Se acabó la discusión.
Jamás olvidaré aquella conversación (pág.: 263-264). 

John Fante sin duda estaba en lo cierto: una buena novela puede cambiar el mundo, pero sin duda es menester que detrás estén unos buenos editores que crean en ella y la críen con cariño, como si de un hijo se tratara. Dani y Julio, de Sajalín, tienen pinta de ser unos buenos padres, y seguro que este legado será el gran protagonista de este 2012. Bravos, chicos.