lunes, 26 de noviembre de 2012

HIJOS DEL TRUENO, de Fernando Riquelme




En septiembre, cuando empecé a dar clases de Literatura en Eserp, una escuela universitaria de Barcelona, lo primero que le dije a los alumnos fue mi propia definición de literatura. Dije que se puede definir como la imitación de posibles realidades. ¿Posibles? ¿Y qué pasa entonces con la literatura fantástica? ¿Acaso es posible que mañana nos invadan los extraterrestres y lo arrasen todo? Respuesta: por supuesto que lo es. Todo es posible, y lo único que varía es el porcentaje estadístico que se le asocia a la posibilidad misma. Luego también tratamos el tema de la metaficción. ¿Qué demonios es eso?, preguntó alguien. Hablamos de metaficción cuando supuestamente mezclamos o solapamos una realidad ficcional con la realidad palpable en la que nos encontramos. Hoy en día son más los que abusan de la metaficción que los que abusan de menores (afortunadamente) y como toda cosa llevada al exceso, acaba resultando cansina y extremadamente previsible. Recordemos que a mayor uso de metaficción no siempre corresponde una mayor calidad literaria y el mejor baremo viene marcado por el equilibrio, un equilibrio que consigue a la perfección Fernando Riquelme, escritor barcelonés galardonado en 2008 con el Premio Qué Leer de Novela (uno de los más democráticos y menos amañados que conozco) en esta novela de título sugerente: Hijos del trueno, publicada por la Editorial Robinbook. El lector al principio se queda algo desorientado, pues no sabe si se halla frente a una novela fantástica al uso sobre la crisis o si, en cambio, está leyendo un ensayo contemporáneo que adelanta consecuencias catastróficas en nuestro futuro más próximo. Pero las dudas se despejan rápidamente ya después del tercer capítulo, donde el lector por fin tiene clara una cosa: está leyendo una novela de metaficción sobre los efectos de la crisis, surcando mares revueltos en un barco literario capitaneado por los Hijos del trueno, un grupo compuesto al principio por tres mujeres (Julia, Teresa y Cristina) que se enfrentan al poder y a la corrupción de un mundo podrido y manipulado. La historia está dividida en siete partes y el tiempo de la narración desempeña una función clave, pues oscila entre 2011 y 2018 al armónico compás de pausados flashbacks, como si el autor no parara de avisarnos de lo mucho que se pueden torcer las cosas en el futuro si el pueblo no levanta la voz. Nosotros seremos los únicos responsables de que en 2018 haya guetos para la gente marginada, periodistas que manipulan la opinión pública, presidentes tiranos y miedo por doquier. Los Hijos del trueno es una novela fresca, escrita con un estilo ágil y llevadero, sobre la cultura del miedo y sus graves consecuencias, y muchos lectores podrán encontrar reflexiones tremendamente atinadas entre sus páginas. Aquí va un breve fragmento:

La crisis se explica con la frase: "Maricón el último". Todos han robado y todos seguirán haciéndolo por los siglos de los siglos... (pág. 212).

Y todos, de una manera u otra, fuimos ese último maricón que se quedó con la mona de las operaciones falsas en las manos" (pág. 227).

Todo había sido una gran mentira, la falsa riqueza de los años de opulencia enmascaró a la extrema miseria que estaba llegando, la burbuja del dinero fácil se pinchó y ahora todo era dinero difícil (pág. 239).
 
Falta poco para que San Martín vaya a por los puercos. Mientras lo esperamos, haremos tiempo presentando este libro mañana martes día 27 de noviembre en la librería barcelonesa +Bernat, calle Buenos Aires nº 6. Os esperamos a partir de las 19:30h.


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