Sherwood Anderson (1876-1942) es sin duda el más desconocido, al menos en España, de los maestros de la literatura americana, y gracias a la editorial Lumen por fin podemos difrutar de unos relatos extraordinarios y muy originales. Este magistral escritor se marchó muy joven a Chicago para intentar labrarse una posición y prosperar en el mundo, encontró trabajo como redactor de anuncios y en el tiempo libre fue cultivanto lo que él mismo llamaba su “vicio secreto”, es decir la literatura. Y bien que le salió el vicio, porque muy pocos relatos de los años veinte superan en calidad perlas como El huevo, Hermanos, Soy un idiota, o Quiero saber por qué. Tomad nota de este autor, sobre todo los jóvenes escritores. Olvidaos de los talleres de escritura y de los consejos que os dan los que se precian de literatos y de las demás gilipolleces que infestan el mundillo editorial y leed a Sherwood Anderson, el hombre que se crió en una granja de pollos y acabó convirtiéndose en un hito de la literatura mundial. Bien es verdad que en sus historias parece que no pasa nada y no se da ese final sorpresa que muchas veces esperamos, pero detrás de sus líneas se cela la quintaesencia de la literatura. Lo que hace especial la escritura es que no tiene pautas preconcebidas ni existe una técnica bien definida, y gente como Anderson son la demostración evidente de ello. Cada uno intenta hacerlo lo mejor que puede, sin atender a nadie; ése es el truco. Bueno, él lo hizo francamente bien. Lectura imprescindible.
NÉMESIS, de Alexander Drake
Hace 5 años
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